• Una palabra no tiene asignado un significado, sino que un significado se explica con palabras: las palabras, a excepción de los nombre propios, no denominan un elemento concreto y único en el mundo sino que hacen referencia a categorías que reúnen un montón de entidades del mundo. De esta forma cuando alguien mencione la palabra “puerta” todos aquellos que la escuchen tendrán en su cabeza una puerta diferente, ubicada en contextos diferentes y utilizada para acceder a locaciones diferentes. Este fenómeno se amplía en palabras que remiten a nociones abstractas ya que pueden presentar anclajes aún más dispares, por ejemplo: ¿qué se interpreta por “dolor crítico”, “tratamiento urgente” o “rápido alivio”?
• Una palabra asignada a varias categorías: Una misma palabra muchas veces puede referir a diferentes categorías, como por ejemplo términos como “acceso”, “frente”, “pendiente” son palabras que según la sintaxis en la que se encuentren serán asignadas a una u otra categoría.
• El lenguaje utilizado con tamiz personal: Cada persona es única, esto significa que su forma de comunicar también lo será. No siempre un mensaje logra transparentar en forma íntegra lo que la persona quiso realmente comunicar ya que todo mensaje se encuentra “tamizado” por la propia percepción y experiencia de quien lo emite así como también de quien lo recibe.
• El lenguaje es una construcción compleja:
1. El lenguaje está en contacto tanto con la parte biológica como cultural del ser humano lo que significa que se manifiesta a través de capacidades tanto innatas como adquiridas.
2. Tan solo dentro de un mismo ámbito social se pueden encontrar diversas culturas interactuando a través de personas que a su vez tienen capacidades diferentes.
Estas realidades propias del lenguaje presentan un desafío del cual no siempre somos conscientes lo que puede traer como consecuencia una comunicación poco eficaz dentro del consultorio.
Sabemos que es imposible prescindir del lenguaje por lo que el objetivo sería buscar una dinámica de utilización del lenguaje que nos permita vehiculizar todas las necesidades que puedan surgir dentro de una consulta.
Pese a su caos, el lenguaje reduce su potencial ambigüedad dentro de la relación entre dos personas. En el acercamiento y diálogo constante y fluido entre el paciente y su médico es que las palabras lograrán un mejor anclaje al concepto que se desea transmitir.