en los años 70 y 80, la telemedicina comenzó a utilizar la telefonía para brindar consultas y asesoramiento médico a los pacientes.
a medida que avanzaba la tecnología, se comenzaron a utilizar sistemas de videoconferencia para permitir la interacción entre médicos y pacientes de manera más cercana.
con la popularización de internet, la telemedicina se expandió y se pudo proporcionar servicios médicos a través de plataformas en línea, como videoconsultas, monitoreo remoto de pacientes, entre otros.
con la llegada de los teléfonos inteligentes y las aplicaciones médicas, los pacientes pueden acceder a servicios médicos a distancia de una manera más conveniente y accesible.
Mantener una relación de la misma calidad y respeto que en una consulta presencial, tanto desde la personalización de la atención, como en relación al abordaje científico de la praxis del caso.
Sostener una comunicación clara y efectiva con la persona que solicita atención médica virtual. Ser concisos, utilizar un lenguaje claro y evitar jergas médicas. También es importante establecer empatía y asegurarse de que la persona atendida tenga la oportunidad de hacer preguntas y expresar sus preocupaciones..
Cumplir con protocolos que definan los criterios de inclusión de pacientes conjugándolos con la asistencia personalizada, conforme corresponda.
Seguridad y privacidad de los datos: se deben implementar medidas de seguridad adecuadas para proteger la confidencialidad y privacidad de los datos durante las consultas y seguimientos a distancia. Esto incluye el uso de plataformas seguras de telemedicina, la protección de contraseñas y el cumplimiento de normas de privacidad y protección de datos.
Obtención de consentimiento informado: Al igual que en las consultas presenciales, se debe obtener el consentimiento informado antes de iniciar cualquier procedimiento o tratamiento. Esto implica explicar al paciente los beneficios y riesgos de la telemedicina, así como obtener su consentimiento explícito para llevar a cabo la consulta a distancia.
Valoración de signos y síntomas a través de la telemedicina: Aunque la telemedicina no permite una evaluación física directa, existen herramientas y técnicas que pueden ayudar a evaluar los signos y síntomas del paciente de manera remota. Se pueden utilizar cuestionarios específicos, solicitar al paciente que realice ciertas acciones o examinarse a sí mismo en tiempo real a través de la cámara.
Todo integrante del equipo de salud que intervenga en actividades no presenciales de telemedicina y teleconsulta debe contar con una formación previa que los capacite en la herramienta, procesos, protocolos y sistemas que utilizarán, como también en competencias de comunicación virtual y conocimientos de la transformación digital.
Mantenimiento de documentación adecuada: Es esencial documentar adecuadamente todas las consultas y seguimientos realizados a través de la telemedicina. Esto implica mantener registros precisos de la historia clínica del paciente, los diagnósticos, los tratamientos recomendados y cualquier otra información relevante. Esta documentación es importante tanto para el seguimiento del paciente como para fines legales y de responsabilidad médica.
Evaluación y seguimiento continuo: Es importante que se lleve a cabo una evaluación continua de la efectividad de la telemedicina en sus prácticas clínicas. Esto implica recopilar comentarios de los pacientes, evaluar la calidad de las consultas virtuales y realizar ajustes en los procedimientos según sea necesario, con el fin de mejorar la experiencia de atención del paciente.