¿La comunicación efectiva es una habilidad aprendida o un rasgo de personalidad?
Muchos podrán afirmar que lograr una comunicación efectiva responde a un rasgo de personalidad o que la sola experiencia es una gran formadora de dicha habilidad, pero desde hace ya más de 20 años se comprobó que es una competencia que puede ser aprendida e incorporada a través de enseñanza teórico-práctica y didáctica-experiencial.
La experiencia por sí sola puede ser un mal profesor en comunicación ya que difícilmente pueda discriminar por si misma entre los buenos y los malos hábitos.
Si bien la investigación sobre la comunicación médico – paciente es relativamente reciente se encuentra amplia evidencia que demuestra que la habilidad de comunicación puede ser adquirida a través del aprendizaje. De hecho, el Consejo de Acreditación para la Educación Médica de los Estados Unidos exige a las escuelas de medicina que enseñen habilidades comunicacionales de manera formal y sujeta a evaluación tanto en sus programas de pregrado como de posgrado.
En la actualidad, la mayoría de las escuelas de medicina en Estados Unidos y Europa incluyen dentro de la formación de pregrado un entrenamiento formal de las habilidades de comunicación de sus estudiantes de medicina.
Que esta habilidad pueda ser adquirida no quiere decir que los rasgos de la personalidad sean ajenos a la comunicación. La actitud y el deseo de aprender impactan en el compromiso, aprendizaje y desarrollo de una buena comunicación efectiva.
La comunicación entre un médico y su paciente, al igual que cualquier otra habilidad (desde una atlética hasta las asociadas a tocar un instrumento o a la conducción de un vehículo), debe ser practicada en forma constante y con una autoevaluación consciente para que no queden entumecidos los sentidos, se pierdan los reflejos y baje el rendimiento de la actividad.