Históricamente el logro de la excelencia académica era considerado el principal objetivo de un médico a nivel individual. El paradigma del “excelente médico” es coincidente con la concepción paternalista de la medicina, en la cual se asumía a los pacientes como espectadores pasivos que serían mejor asistidos cuanto más experto y erudito sea el profesional.
Ya en este nuevo milenio se despliega un nuevo modelo con un paciente mucho más partícipe y un enfoque integral de las patologías.
La seguridad de los pacientes no solo requiere de la disponibilidad de recursos materiales, infraestructura y atención profesional experta sino también de la capacidad de trabajo interdisciplinario y de las habilidades no técnicas que los médicos hayan incorporado para un buen trabajo en equipo.
Se ha demostrado que los equipos suelen cometer menos errores que los individuos. Hay una diferencia sustancial entre lo que es el trabajo de un grupo y el trabajo de un equipo. Los equipos de trabajo, a diferencia de los grupos, priorizan los objetivos comunes sobre los objetivos individuales. En medicina, esto se traduce en aumentar la seguridad del paciente y mejorar la calidad asistencial en las consultas y tratamientos.