• Estilo pasivo de comunicación: Ser muy tolerante con las cuestiones ajenas para evitar confrontación o conflicto puede aumentar los niveles propios de estrés y resentimiento. Este estilo suele estar acompañado del “no saber decir que no” lo que no solo repercute en el ámbito laboral sino también en el ámbito personal. Abarcar un exceso de responsabilidades hace que uno quite ese tiempo a otros aspectos de la vida.

• Estilo agresivo de comunicación: Puede que en el corto plazo ser agresivo permita conseguir lo que se desee pero este tipo de comunicaciones traen un costo: el propio equipo o colegas dejarán de tener confianza y respaldar la calidad del trabajo brindando opiniones negativas sobre el mismo.

• Estilo de comunicación pasivo-agresivo: ser sarcástico o hablar a las espaldas de las personas en lugar de afrontar en forma directa una conversación es un comportamiento que con el tiempo daña las relaciones, borra el respeto mutuo y difícilmente logrará satisfacer los objetivos personales.

• Ser claros: evitar ambigüedades en el mensaje es fundamental para evitar malos entendidos.

• Ser directos: evitar divagar para que las personas que escuchan no pierdan foco en lo importante. Si no se tiene en claro qué se necesita transmitir entonces lo mejor es pensar el mensaje antes y no comunicar todo el hilo de pensamientos sin una propia conclusión. 

• Ser concretos: toda palabra tiene su significado. Un error muy común en las comunicaciones es utilizar adjetivos generales pensando que todos le asignan el mismo criterio. Por ejemplo: Decir “lo necesito urgente” en vez de decir “lo necesito para esta tarde”, o decir “por favor traer el de color fuerte” en vez de decir “por favor traer el rojo” son pequeños grandes detalles que en la vorágine de una situación cambiarán taxativamente los resultados.

• Ser correctos: Ser directos y concretos no es sinónimo de ser irrespetuosos o mal educados. Emplear estrategias para que las personas no se sientan atacadas es la mejor forma de conducir una conversación en forma adecuada. 

• Ser coherentes: Estructurar el contenido del mensaje en forma lineal hará que tenga mucho más sentido a la persona que lo escucha. Realizar un “pimponeo” de ideas sin un orden solo logrará haber desperdiciado valioso tiempo de conversación y entendimiento. 

• Ser transparentes: Dar los detalles de una situación a las personas y brindarles la información completa les permitirá avanzar con mejor autonomía. Si bien puede que en un corto plazo brindar la información requiera invertir más tiempo y esfuerzo, a largo plazo esto construye confianza con los líderes y genera un equipo mejor preparado para cada situación. 

• Ser respetuosos: Dar respuestas a las preguntas que nos realizan, respetar los espacios y tomarse un tiempo para escuchar las opiniones es clave en una buena comunicación.